Cuando la Patria se pierde, cuando
sólo uno imagina el anochecer, surge la llama viva de la gloriosa Resistencia Peronista. Rostros sin nombres, nombres sin rostros, en un
aporte de sangre que conmueve los cimientos de la Historia Argentina. El Bombardeo
de la Plaza de Mayo, también conocido como la Masacre de Plaza de Mayo, fue
el bombardeo y simultáneo ametrallamiento aéreo QUIEREN MATAR A PERON
Destruyeron a una Nación justa, libre y
soberana. Encarcelaron, torturaron, proscribieron, fusilaron,… y cincuenta años
después, aquí estamos.
Desaparecieron, ultrajaron, violaron… y seguimos
estando.
Primero el 16 de Junio del 1955 y después el 16 de
septiembre de 1955, el degenerado Winston Churchill, cómplice de la muerte de
miles de personas, asesino junto a Stalin, Roosevelt, Hitler, Mussolini,
Hirohito, y tantos otros responsables, exclamó que “la caída de Perón
era lo más importante que le había ocurrido a la corona británica después del
triunfo de la segunda guerra mundial.”
Habían financiado el bombardeo criminal a Plaza de
Mayo, y ahora, con la complicidad de algunas jerarquías eclesiásticas, osaron
ofender a Dios, haciendo una campaña de “Cristo vence”, en contra del único
partido que en la historia política del mundo, basó su doctrina en la Doctrina
Social de la Iglesia. Danzaron juntos masones y clericales, contra un pueblo silencioso y
aturdido.
Cuatro días después se volvió a llenar la Plaza de
Mayo. Ya no eran cabecitas, eran señores bien trajeados que gritaban por la“libertad
y la democracia”.
Se mezclaban los socialistas de Palacios y Ghioldi,
(el que un años después, ante los fusilamientos, expresaba “se terminó
la leche de la clemencia”), los radicales de Sanmartino, Mathov y Zavala
Ortiz, (civil que el 16 de junio ametralló al pueblo desde los aviones), la
incipiente Democracia Cristiana, (integrante de los comandos civiles), los
adlátares del Partido Comunista (que no titubearon en juntarse con la
oligarquía vacuna), los seguidores de Tato y Novoa (chupacirios derrotados en
las elecciones), los demócratas liberales, los cívico independientes de
Alsogaray. En fin, un muestrario similar a la Unión Democrática del 46. Sólo
faltaba Braden.
Cincuenta y nueve años
después, con cicatrices, pero con buena memoria, recordamos a cada uno de los
retrógrados y deformadores de verdades, calumniadores y mentirosos,
secuestradores de Eva Perón, fusiladores de civiles y militares, hacedores del
decreto 4161, que obligaba a los argentinos a pensar de una sola forma, en
Peronista, porque el Peronismo no es ni de IZQUIERDA NI DE DERECHA, como nos
enseño nuestro líder en los dos últimos discursos de Plaza de Mayo….
También cayeron en la redada nacionalistas bien
intencionados que no habían entendido que si el nacionalismo no es popular,
termina siendo oligarquía.
Eran los que seguían a Eduardo Lonardi
que, cuando sentenció “ni vencedores ni vencidos”, los vampiros lo
voltearon. Ellos querían sangre argentina.
Ciento veinte mil obras públicas en diez
años de gobierno peronista, la sabia Constitución de 1949, el cuarto país en el
mundo con desarrollo atómico, la quinta Flota Mercante del mundo, la cuarta
flota del mundo de aeronavegación, todos los diques, caminos, escuelas y
hospitales, los derechos de la ancianidad y de la niñez, el voto femenino,
fueron dando marco a la más espectacular concepción de una PATRIA JUSTA, LIBRE
Y SOBERANA.
Aquí estamos, Cincuenta y nueve años después,
cargados de dolor, sin odios, pero con memoria. No pudieron ni con la Junta
Consultiva, ni el Plan Conintes, ni la Ley Marcial, ni con sus gobiernos
títeres… Tuvieron que aflojar. Soñamos con el avión negro, impusimos la V y la P, creamos la fe con una
flor nomeolvides y una estampita de Evita. Fuimos miles de mujeres y hombres
sin rostro, miles de jóvenes con nombres y sin rostros que desaparecieron en
esta lucha por el “Perón vuelve”.
Y Perón volvió. Aquella gloriosa jornada de 1972 con
Perón en Gaspar Campos fue el mayor triunfo de la Resistencia Peronista.
El desaparecido Restaurante Nino de la Avenida
Libertador sirvió de marco adecuado para que el viejo Líder convocara a todos o
a casi todos. Solamente afuera quedó Manrique por haber ultrajado el cadáver de
Evita. Y Perón seguía demostrando que primero
estaba la Patria, luego el Movimiento y por último los hombres.
El 25 de Mayo de 1973 el pueblo se expresó: “Cámpora
al gobierno, Perón al Poder”. Y el Líder regresó, lo que San Martín y Rosas no habían podido hacer.
Él, integrante de la sagrada trilogía de la Nación, volvió y fue electo por
tercera vez, único caso en el siglo XX. Tres veces Presidente Constitucional de
los argentinos.
Este 16 de Junio y el 16 de Septiembre, cargados de
nostalgias, lúcidos en la memoria, iniciamos la resistencia cultural que otros
deberán mantener por cincuenta y nueve años, se creyeron que volteaban a Perón. Hace
cincuenta años imaginaron que habían vencido.
Cincuenta y nueve años después
decimos que LA RESISTENCIA HA TRIUNFADO. Mientras ellos fueron absorbidos y
varios gorilas se reciclaron, muchos nietos de aquellos fusilado res,
terminaron muertos defendiendo a Perón. Aquella frase de “Juventud
presente, Perón, Perón o muerte” nos ilumina hoy Nos mantiene vivos por la
fuerza de la gloria, y ante tanto traidor que aparece, que niega los símbolos,
se nos ocurre terminar diciendo que la simbología sintetiza expresiones,
pensamientos y sentimientos. La Resistencia Peronista fue todo aquello.
Este mensaje abierto a todo lector tiene
un solo “no se puede”. No deben leerlo, porque no lo van a entender, los
oligarcas y gorilas, los cipayos y entreguistas, los traidores y los tibios.
Este es un mensaje solo para los que entienden que la Patria existe, la Patria
vive y la Patria triunfará.
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